Después
de lo fantástica que estuvo El Planeta de los Simios (R)Evolución esperaba ver
algo que no me quitara el buen sabor de boca, afortunadamente me decidí a ver
Real Steel (Gigantes de Acero en nuestro país), primer película de acción del
director Shawn Levy,
cineasta reconocido por comedias familiares muy bien logradas como Una Noche en
el Museo o La Pantera Rosa demostrando su talento para hacer de una historia
familiar algo entretenido para todo publico (pa’ que aprendan Tim Hill y Raja Gosnell). Al
momento de anunciar que este director realizaría su primera película de acción/ciencia
ficción con Hugh Jackman
como protagonista, levantó muchas expectativas en mí, pues lo considero un
director talentoso. Afortunadamente tenía razón (¿verdad Trickshot-Hawkeye?).
Real
Steel se desarrolla en un futuro próximo donde el boxeo perdió por completo su atracción
al público, por lo que las peleas en rings son ahora con robots gigantes. Hugh
Jackman interpreta a Charlie Kenton, un boxeador retirado que se gana la vida
controlando viejos robots de pelea. Charlie lleva una vida de apuestas, deudas
y derrotas, pero sobretodo soledad; hasta que la muerte de su ex-novia lo lleva
a hacerse cargo de su hijo Max, de quien nunca se ocupó.
La
relación padre-hijo va muy mal, hasta que Max comienza a adentrarse en el mundo
de las peleas de robots y a tener una relación con su padre. Después de
fracasar en otra pelea y destruir otro robot Charlie e hijo van a un
deshuesadero a buscar piezas para construir uno nuevo, Max encuentra un viejo
robot sparring llamado Atom enterrado en el lodo. Ante el desdeño de su padre,
Max limpia y programa al robot para usarlo en las peleas y descubre que este
viejo armatoste tiene funciones de imitación y logra entender a los humanos. Charlie
decide darle una oportunidad a Atom y Max en las peleas callejeras, donde
sorpresivamente ambos salen vencedores, desde entonces padre e hijo comienzan
una racha ganadora en torneos callejeros hasta llegar al circuito profesional.
Pero durante ese tiempo padre e hijo deberán encontraran en las peleas robóticas
algo que los una.
La
historia es algo trillada, carece de giros de trama o resoluciones interesantes, además de que el
ritmo no se define y va muy lento en momentos; principalmente, esas son sus
fallas mas graves. La dirección de Levy es notoria ya que nos lleva a este
futuro cercano con distintos detalles y easter
eggs (¡X-Box 720!); aunque se siente un poco mal aprovechado el ambiente de las grandes arenas. Los robots están muy bien diseñados
tanto en animatronics como en CGI; las peleas son fantásticas, excelentemente
bien coreografiadas y muy intensas, que te emocionan desde que suena la
campana.
Hugh Jackman nos recuerda al clásico cretino con buen corazón con su papel de Charlie, pero en la interacción con Max, interpretado por Dakota Goyo, ambos protagonistas hacen lo justo con sus personajes y cierran el filme de manera correcta. La hermosa Evangeline Lily (un atractivo visual aun mejor que los robots) interpreta a Bailey Tallet, que aunque su papel no goza de un completo desarrollo, sus apariciones no se sienten tan forzadas al ser el interés amoroso de Charlie. Los demás personajes son simples terceros sin chiste, la mayoría caricaturizados.
Gigantes
de Acero funciona muy bien tanto como película de acción como película familiar,
ya que es disfrutable para cualquier publico (fui acompañado de una buena amiga
mía y a los dos nos encantó). Tan emocionante en cada pelea que te hará lanzar
golpes al aire (bueno, por lo menos a mi si); excelentes efectos especiales, un humor sencillo pero efectivo, y con una clásica
moraleja padre-hijo muy bien manejada.
7.5 de 10
May the force be with you...